Ceremonia masónica en Francia

Antiguos y Modernos, el cisma masónico original

A pesar de lo que hayas leído u oído en docenas de sitios, la masonería no se creó ni se fundó en 1717. La francmasonería especulativa o simbólica, diferenciada ya de las prácticas protocolarias de las asociaciones de verdaderos constructores de edificios (los masones operativos), se consolidó hacia finales del siglo XVII con la aparición de logias que eran ya enteramente especulativas, donde ya no quedaba ni un solo masón que lo fuese de oficio sino solo masones aceptados.

En 1717, cuatro de esas logias especulativas, de entre las muchas que había en las islas británicas, se unieron en una taberna londinense para formar una organización supralogial que las aglutinase. Ese fue nacimiento de la Primera Gran Logia de Inglaterra (Premier Grand Lodge of England) a la que enseguida se fueron añadiendo docenas de logias.

Esta primera Gran Logia estaba formada por logias con una característica común: eran logias especulativas de aristócratas y de intelectuales. Tenían, por tanto, un forma muy simbólica y alegórica de entender la masonería enfocándola al desarrollo personal y eso se reflejaba en la forma de practicar sus rituales. Se trataba pues de clubs ilustrados al estilo de las sociedades racionalistas anglosajonas de la época. Las logias más tradicionales apodaron despectivamente a estas logias de ilustrados como Los Modernos.

Sello de la Gran Logia de los Modernos

Y es que, como decíamos, seguían existiendo en las islas británicas logias más apegadas a los protocolos de la masonería gremial antigua que se centraban primordialmente en la fraternidad, la caridad y la ayuda mutua fundamentadas en una visión piadosa y teísta de la masonería. Estas logias eran la base de sistemas de acción social para ayudar y socorrer tanto a los miembros de las logias y sus familias como a personas necesitadas en general.

En 1751, los masones de estas logias más tradicionales, disconformes con la forma de entender y practicar la masonería de la Primera Gran Logia de Inglaterra, crearon su propia organización supralogial conocida por su nombre abreviado de Antigua Gran Logia de Inglaterra o, por su apodo popular, la de Los Antiguos.

Sello de la Gran Logia de los Antiguos

Todo lo anterior ocurría en Londres con ecos en Dublín, York y Edimburgo. Pero, entre medias, la masonería de Los Modernos dio el salto a Francia en 1728 dando inicio a la expansión de la masonería especulativa de solo una de las dos corrientes por la Europa continental.

La masonería de Los Antiguos, por su lado, sería posteriormente la predominante en las colonias de Norteamérica.

Así que, a principios del siglo XIX, nos encontramos con una masonería de estilo «antiguo» en Norteamérica, una de estilo «moderno» en Francia y otros países de la Europa continental, y con la pervivencia aún de ambos tipos de masonería en las islas británicas (con particularidades en Irlanda y Escocia que no mencionaremos para no complicar demasiado este artículo) aunque con los modernos perdiendo fuella frente a Los Antiguos. Hasta que en 1813 se produjo la unificación de las dos grandes logias inglesas.

Con esta unificación se hacía preciso homogeneizar la práctica ritual, para lo que se crearon comisiones de integración de rituales, siendo la más conocida la que dio lugar al nacimiento del Ritual de Emulación. Teniendo en cuenta que la fusión de las grandes logias fue más bien una absorción, los antiguos pudieron imponer sus criterios ritualísticos dando solo algunas pequeñas concesiones a las prácticas rituales de los modernos.

Por su parte, en EE.UU. seguían apegados a las prácticas rituales de los Antiguos aunque desarrollaron sus propias particularidades que acabaron generando lo que hoy conocemos como Rito Americano o Rito York. Que recibió este nombre por estar inspirado en la masonería antigua de la ciudad inglesa de York que, a su vez, estaba influenciada por la masonería irlandesa.

Mientras tanto, en Francia se seguía extendiendo el ritual de los Modernos conformando lo que hoy en día conocemos como Rito Francés o Rito Moderno y que daría luego a múltiples variantes ritualísticas.

Hasta aquí la evolución de Antiguos (con sus dos versiones, británica y americana) y Modernos en su primer siglo de historia. Como se ha visto, no es tan simple como un simple cisma pues los primeros Modernos se acabaron volviendo Antiguos mientras que la tradición moderna prosperó fuera de Inglaterra.

Pero eso no es nada en comparación con como se van a complicar las cosas en el siglo XIX con la aparición entre Estados Unidos y Francia del famoso Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que es una combinación de Antiguos y Modernos salpimentada de otras doctrinas esotéricas. Más luego la aparición de la masonería rectificada (moderna pero cristiana) o la oriental o egipcia (basada en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado pero con mucho más añadidos alquímicos, herméticos y esotéricos de todo tipo). Pero todo eso es materia ya para un siguiente artículo.

Obviamente esto no es un tratado ni un estudio en profundidad así que hay muchas simplificaciones y generalizaciones de una historia que, en realidad, fue tremendamente compleja. Pero lo que se pretende es dar una explicación sencilla y no sesgada sobre unos hechos que fueron fundamentales para marcar la diversidad masónica.

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